Sólo faltan unas pocas horas para encontrarnos y siento la sensación de llevar toda la vida esperándote, como si nos hubiéramos conocido y de repente en el mejor momento nos hubieran separado, es algo ilógico, irreal, no puedo pensar en otra cosa más que en ti, el tiempo se me hace eterno y los segundos se me clavan en la retina mientras suena ese reloj colgado en la pared.
Consigo conciliar el sueño, todo mi cuerpo vive en una nube pero de pronto suena el reloj y oigo una voz al otro lado que me dice que nos vamos a encontrar, el corazón se me acelera, la respiración se entrecorta al ritmo que mis ojos intentan descubrir la realidad de este sueño real.
Me dirijo a nuestro lugar de la cita, y el camino se me hace interminable, voy acompañado pero totalmente ausente, hago caso omiso a lo que me rodeo, todo mis pensamientos fluyen hacia ti... de pronto y sin darme cuenta te tengo delante de mi, a unos pocos metros, ahí estás, sujeto al suelo, con un firme robusto, y un temple envidiable, no hay nada ahora mismo que te plante cara, eres único. No puedo dejar de mirarte, es como si estuviera ensimismado en una puesta de Sol cerca de la playa contando los rayos que quedan para anochecer, el tiempo se congela, todo a mi alrededor permanece inmóvil, necesito acercarme a ti, sentirte, tocarte, admirarte... ha llegado el momento, la cuenta atrás ha finalizado y ya sólo queda probar lo que siempre he deseado. Los sudores recorren mi mejilla a cada paso, no consigo aguantar la respiración, noto un tremendo escalofrío que sujeta mi cuerpo, tú sigues tan imponente y firme como el principio, con ese dote de chulería que tanto te caracteriza, esa pizca de garra, que tanto me asombra, y ese desparpajo que a cualquiera es capaz de enamorar.
Llevo tres semanas contigo y ojala no me separe de ti nunca, no te separes de mí, fiel compañero.
PD: Este es un pequeño relato de JAVIER MATITO, estudiante de ingeniería informática. Con esto quiero defender que la literatura no es solo propiedad de las personas de letras, filósofos, psicólogos, o filólogos. Animo a todos a participar en Ciudad Lealtad. Un saludo de quien les escribe, Nicolás Franze.
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