lunes, 26 de noviembre de 2007
Rocas sin palabras.
Sobre su espalda recae una roca de color perla, de frente hace palpar una sensación de esas que tienen gusto a sacrificio, ese rostro nos muestra una forma cálida y entrañable de reconocer la vida y a quien le rodea, aunque soy yo su dueño y el mi "Dios", nuestra relación es bastante comprometida, yo le pongo mirando al frente y el me cautiva los pensamientos ardidos de mi mente y corazón.
Bajo esta fachada plateada recaen los aromas a victoria y sufrimiento, goce y de reserva, placer y dolor, entrañas y frialdad, es una bella combinación que hasta el momento ha cumplido y seguirá pactando y desempeñando mis cabalas mas profundas.
"Si lo vierais le prometerías amor eterno, aunque nuestra relación esta por encima de ello"
Y claro, como no puede sostenerse tanto poderío sobre unas "piltraficas" estructuras, su esqueleto le ha provisto de esos troncos espasmódicos, intratables, inasequibles para cualquiera que precie el sabor del triunfo. Ver sus anclajes es como rezar a los dioses y degustar sus recados y proezas, es simplemente el. Bajo esa máscara se encuentran el placentero y deseoso trabajo que todos odian, su metal mas preciado es la soledad de la compañía...
Nicolás Franze entre láminas y láminas, el minutero mirándome y la reliquia a mi costado, vigilando mi espalda, controlando que nadie se acerque por detrás para hacerme daño, para eso llego aquí, y yo le juré amor eterno...gracias, te estuve esperando toda la vida.
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