Entre bambalinas.

Toda la vida con un reloj atado a la muñeca, controlando todos y cada uno de los movimientos, a ritmo pausado y canchero, recorriendo una y otra vez el mismo camino, siendo fiel al tiempo y puntual en su cita con el destino, veraz con el minutero y humilde como el segundero.

Cada instante perdido es recuperado, no hay opción a la duda, no existe el margen de error, ni gestos para el fracaso o el disfrute. Severo, estricto, intratable como una máquina engrasada. Siempre dispuesto, sin miedo a la alegría y con soberbia ante la derrota.

Es la perseverancia en estado taquicárdico, jamás existió la duda, ninguna mirada, ni gestos, le perturban y si tuviera que elegir preferiría morir con raza en la crucifixión. Consecuente con sus actos defiende su elección con una venda en los ojos, con intenciones puras, veraces, directas, sin dobles sentidos, para ello matiza lo recomendable, rechaza los alagos, risas, le asquea la compasión y la pena, asume que las personas son eso, "seres" sin mas.

Astuto, picante, chocante, potrero, extravagante, ayuda por química, solo pide respeto. No le gusta el trueque, prefiere la selva a la sabana, tiene una garra en sus ojos y un cuchillo entre los dientes," prefiere morir con una flecha clavada en el pecho a con una en la nuca". Le gustan las historias como esta, rehusa la sistemática, la lógica, el orden, lo correcto, lo científico "montes mas altos han caído".

Fiel a su estilo, en el que todo está controlado, cada zarpazo de muñeca tiene sentido, cada respiración y latidos van al son del tamboril, paso elegante, andar descuidado, mirada fija, cara inamovible, labios sellados a golpe de puntada, para él todo es correcto en su justa medida, ni mas ni menos, siempre como un boomerang en pleno vuelo, como arma de doble filo y desafio hacia el justiciero. Esto es Ciudad Lealtad, yo Nicolás Franze, no nos habíamos presentado, Bienvenidos.