Nos pasamos la vida queriendo interpretar la forma de actuar de cada una de las personas que nos rodean. Las criticamos, devaluamos, asociamos, afirmamos, negamos, sustituimos, definimos, y llegamos a la extenuacion de querer creernos en posesión de la verdad absoluta.
Aquí es donde radica el eterno matiz entre nosotros, los habitantes de un mundo en el que el respeto, el afecto, el cariño, el aprecio están condicionados por una relación de afinidad y nos olvidamos que el ser humano es simplemente eso, humano.
No podemos querer interpretar lo que siente cada individuo en cada momento, no podemos controlar lo que pensamos a cada instante, ni tampoco apreciar las buenas o malas palabras, porque son solo eso, palabras, y los actos, solo eso, actos.
Pero así es el humano de este tiempo, incansable buscador de matices.Es ese visionario que alguna vez vio caer la manzana y olvido contarnos de que color era , si tenia tronquito o iba suelta, si su fuerza de caída fue amplia o simplemente no le hizo ni una minucia.
Basta un par de palabras como estas para recalcar el odio en el individuo, ensalzar odios y represarías, pero así es esto, uno siempre anda condicionado de sus actos, basado en un criterio universal sobre la humanidad que los que exigen son los primeros en saltárselo, un criterio único basado en cortinas de humo mal avenidas y acontecidas.
"Ya pasareis por mi puerta" recitaba mi mama a cada uno de los que criticaba una postura que ella tomaba, o una forma de pensar única y exquisita, un matiz recomendable para aquellos que se olvidaron de pensar y se dedicaron a gozar. La vida es un estado perpetuamente pasajero, en el que las estrellas brillan en el cielo, aquel el cual los interrogantes pueden dejar de serlo, y en el que todas las posturas son aptas, desde ese misionero que viaja al infinito a comprometerse, aquel que quiere lucrar su corazón de oro, y otros que nos dedicamos a matizar todo y cada una de las cosas que realizamos, solo pedimos respeto.
Hoy es mediodía del día veintidós de septiembre del dos mil siete, yo Nicolás Franze, esto un blog llamado Ciudad Lealtad, y mis letras para todos aquellos que algún día dejaron de matizar. "Del cielo al infierno y de este al mas allá".
